Las abluciones y la religión.
La palabra ablución hace referencia a la acción de lavar o lavarse, así como a una purificación espiritual de algunas partes del cuerpo, antes o durante la realización de algunos actos religiosos. De hecho se practica en las religiones más relevantes, en el cristianismo, en el Islam, en el judaísmo y en el hinduismo por ejemplo, en uno u otro momento se practica una ablución. En el cristianismo cabe resaltar el bautismo, la ceremonia de purificar el cáliz o el acto de que el sacerdote se lave los dedos después de comulgar. En el Islam se utilizan las abluciones para purificar a los creyentes antes de realizar las oraciones, donde se distinguen entre grandes y pequeñas abluciones. En el judaísmo, la ablución puede ser un simple lavado de manos o la inmersión de todo el cuerpo para purificarse tras haber estado en contacto directo o indirecto con fuentes de impureza, sobre todo con la sangre y los cadáveres. Mientras que en el hinduismo, se encuentran los templos cerca de alguna fuente de agua y todo creyente debe bañarse antes de entrar en ellos. Para esta religión el agua también tiene poderes de purificación.
Qué es en gastronomía la expresión "abluciones de mesa".
Pero diréis, qué sentido tiene todo esto como para ponerlo en una entrada dedicada a la elaboración de un diccionario de cocina, pues sigamos leyendo que no deja de estar interesante. En gastronomía se conoce a la expresión <<abluciones de mesa>> como a una costumbre que consistía en enjuagarse los dedos durante el transcurso de una comida. Cuando decimos consistía, es porque ya está prácticamente en desuso. Desde que se implantó el tenedor, dejaron de utilizarse el aguamanil y la jofaina con los que los comensales se lavaban antiguamente las manos. El aguamanil era una especie de jarra alta que era la que contenía el agua, y la jofaina era una especie de recipiente circular que servía para recoger el agua tras el lavado de las manos. A cambio de esto, algunos restaurantes han optado por disponer de unos pequeños cuencos individuales para que el comensal pueda lavarse los dedos tras comer marisco, alcachofas o algunas aves cuando se sirven enteras y se deben comer con las manos. Aunque en nuestros días, cada vez se utilizan más las toallitas húmedas y perfumadas, por lo que esto también tiende a desaparecer.
Las abluciones de mesa a lo largo de la historia y quién se encargó de hacerlas desaparecer.
La
costumbre de lavarse las manos antes de comer viene de muy antiguo, ya los
griegos y los romanos se lavaban las manos en las comidas y llevaron las abluciones a la mesa. Usaban unas vasijas de cuello alto, con asa y pico vertedor,
que se llevaban sobre unas bandejas profundas que servían para recoger el agua
tras el lavado de manos. Tras la caída del imperio romano, el cristianismo
mantuvo el papel purificador del agua en muchos de sus ritos, el bautismo, la
bendición, etc. Durante la Edad Media, los aguamaniles estuvieron a punto de
desaparecer, las guerras y las malas condiciones higiénicas hicieron que
solamente perduraran los más fuertes, los de metal, que curiosamente solían
tener forma de animales. Posteriormente, durante el Renacimiento, los
aguamaniles recuperaron protagonismo en la mesa. Se encargaban a los mejores
artesanos para que imitasen la excelencia de los que habían sobrevivido a la Edad
Media y los volvieran a fabricar. Pero en el siglo XVIII, cuando se terminó de
implantar el tenedor, los aguamaniles desaparecieron de la mesa, pasando
definitivamente a utilizarse como objeto ornamental. El tenedor ya era conocido
en Francia desde el siglo XVI, cuando Catalina de Médici lo introdujo en la
corte francesa al casarse con el rey Enrique II, pero su uso estaba reservado
solo para unos pocos. Dos siglos más tarde fue cuando alcanzó popularidad y su
uso se extendió por toda Francia, pasando también a España, Italia y las Islas
Británicas.
ENTRADA VINCULADA A: Diccionario de Cocina. Letra A
0 Comentarios
Vuestras visitas y comentarios serán nuestra mayor satisfacción.